Defensa de la Fé

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y la sana Doctrina.

viernes, 11 de enero de 2008

Benedicto XVI, descalzo en la Mezquita de Estambul, y rezando en dirección a la Meca, junto con el Imán.


Turquía, país prácticamente musulmán…¿no es todo esto muy curioso? ¡Sin duda fue un plan muy bien estudiado! Y hasta le recibió nada menos que el Gran Mufti turco, el cabeza de todos los musulmanes de Turquía, al que todos obedecen ciegamente.
Al respecto de todo esto, en un artículo del “Nuevo Herald” del dos de diciembre del corriente, leíamos:
“Después que el pontífice católico suscitó indignación en buena parte del mundo islámico con una cita de un emperador bizantino que muchos musulmanes consideraron ofensiva, los jerarcas del Vaticano se esforzaron por salvar su visita a este país de abrumadora mayoría musulmana y lo último que consideraron fue una visita a una mezquita. Pero el Papa alemán no sólo visitó la famosa Mezquita Azul de Estambul sino que también oró junto a un imán de cara a La Meca” (7)
¡Consiguió todos sus propósitos! Nótese que la cita para presuntamente ultrajar al Islam la sacó Ratzinger nada más y nada menos que de un antiguo emperador de Bizancio, la antigua Constantinopla y actual Estambul, por lo tanto esa estratagema iba dirigida al lugar donde algunas semanas más tarde debía dirigirse. Una manipulación muy bien diseñada y orquestada para conseguir objetivos claves para el Nuevo Orden Mundial, y para ello, no le importó sacrificar el orgullo y la soberbia que han caracterizado siempre a los pontífices romanos, en aras de una presunta humildad cristiana que llegara a convencer a cuantos más incautos, mejor.
Benedicto XVI, descalzo en la Mezquita de Estambul, y rezando en dirección a la Meca, junto con el Imán.
En este sentido, Alexander Karloutsos, religioso ortodoxo griego, quien planificó las entrevistas en Estambul entre Benedicto y el líder espiritual de los cristianos ortodoxos, el patriarca ecuménico Bartolomé I, declaró refiriéndose a Ratzinger:
''Vino aquí con humildad, y eso para el pontífice requiere un acto de valentía''.
El musulmán Mustafá Cagrici, clérigo supremo de Estambul, luego de orar con Ratzinger, le dijo:
''Una golondrina no hace verano, pero muchas le pueden seguir para poder disfrutar de una primavera en este mundo''.
En un mismo acto, Ratzinger consiguió alcanzar tres metas muy importantes y muy bien planificadas de antemano: Meterse en el bolsillo a los ortodoxos, a los cristianos armenios, y a los musulmanes turcos, y todo en aras del próximo establecimiento del Nuevo Orden Mundial.3. Benedicto XVI, descalzo y mirando a La Meca, se convierte en el primer Pontífice que reza dentro de una mezquitaAnte la mirada atónita de muchos católicos sinceros en todo el mundo, desconcertados y perplejos,

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