Defensa de la Fé

Defensa de la Fé
y la sana Doctrina.

viernes, 18 de junio de 2010

Aquellos fieles no reconocían al César de Roma como Sumo Pontífice, e iban a la muerte sin rechistar; y sin embargo, el Sumo Pontífice Católico Romano espera y reclama de sus fieles que crean esta declaración, nada menos:
“Ocupamos en la tierra el lugar de Dios Todopoderoso” como dijo el papa León XIII (The Great Encyclical Letters of Pope Leo XIII, p. 304, by Benziger Brothers, N.Y. Nilil Obstat, 1903).
O como saludaron a Pío IX después de declarar el dogma de la infabilidad: “el Papa es Cristo en oficio, Cristo en jurisdicción y poder...nos postramos ante tu voz, oh, Pío, como la voz de Cristo, el Dios de la verdad. Al afianzarnos en ti, nos afianzamos en Cristo”.
“León XIII”
“Pío IX”
Dijo el profeta Jeremías: “Maldito el varón que confía (o pone su confianza) en el hombre”
Los papas son simples hombres que se hacen pasar por Dios y que reciben títulos blasfemos como: “Su Santidad” (entendiendo que la santidad de ellos viene de ellos mismos); “Santo Padre” (robando el título de Dios Padre); “Sumo Pontífice” (robando el título y ministerio de Cristo Jesús, Único Pontífice o Puente entre Dios y los hombres: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos...” (1 Timoteo 2; 5, 6).
3. Nerón y Constantino; la falsa Iglesia de Cristo
Hay una pregunta que deberíamos hacernos, ¿Por qué era perseguido el cristianismo, y dos siglos más tarde, dejó de serlo? ¿Qué ocurrió? Los primeros cristianos fueron perseguidos porque su fe era auténtica y Satanás se les oponía; cuando el cristianismo se hizo “oficial” dejó de ser un problema para el diablo. ¿Cómo ocurrió eso?
Mientras Cristo edificaba su Iglesia para llevarse a los suyos al cielo, Satanás preparaba una iglesia falsa para llevarse a sus seguidores al infierno.
Hacia el año 60 d.C., el emperador Nerón estaba asustado al ver que muchísimos de sus súbditos dejaban de adorarle como era costumbre en el imperio. Si esa costumbre prevalecía, pronto los césares iban a quedarse sin súbditos. Así que, empezó a perseguir a los cristianos, pero cuanto más los perseguía, más crecían en número y en fe.
Los cristianos de aquella época, sabiéndose perseguidos por su creencia, cuando se encontraban con otro creyente pero dudaban que lo fuera, citaban una porción de las

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