Defensa de la Fé

Defensa de la Fé
y la sana Doctrina.

viernes, 18 de junio de 2010

Dios les mandó a Sus profetas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc. Israel era muy religioso en público, pero en privado se había rebelado contra Dios (Ezequiel 8: 14; 8: 17).
Aquellos israelitas apóstatas odiaban a los profetas de Dios porque les predicaban el arrepentimiento. Seguían cumpliendo con los preceptos de Dios, haciendo los sacrificios diarios de acuerdo a la Ley de Moisés, pero sus corazones estaban lejos de Dios.
Después de Malaquías, y una vez acabado el periodo intertestamentario, empezó a predicar Juan el Bautista anunciando la venida del Mesías. Empezaba a gestarse el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento.
Mientras tanto, ya hacía años que el Imperio Romano, heredero del griego, era una realidad. Como paganos que eran, asimilaron en su sistema religioso toda la parafernalia idolátrica de las tierras que conquistaban. La religión de la Roma antigua no era más que la idolatría babilónica que se desarrolló de varias formas y bajo diferentes nombres en las naciones a las que Roma llegó y conquistó. El conquistador, conquistado.
Por otra parte, esta sería sucesivamente su estrategia de conquista, dentro de lo que se llamó la “pax romana”. Los romanos paganos tenían muchos dioses y toleraban una amplia gama de creencias, mientras se respetara ese sincretismo acordado. El problema vino cuando los verdaderos cristianos se negaron a seguir ese mismo juego, declarando que sólo Jesucristo es el Rey. Esa declaración atentaba directamente contra la “pax romana”, no era “pluralista” ni “tolerante” con los demás, y por ende, atentaba directamente contra el César.
“A causa de su fe, los cristianos de esa época enfrentaban la muerte segura al oponerse a dar culto al César”
Cristo Jesús y la era apostólica
El Fundador de la verdadera Iglesia, Cristo Jesús, a la sazón vivía, ministraba, moría y resucitaba de entre los muertos. ¡El sí era (y es) el verdadero Hijo del verdadero Dios!
Ascendido a los cielos, fue enviado el Espíritu Santo, y la Iglesia del Nuevo Testamento fue establecida en la tierra. Ese fue un tiempo de gloria, sólo hay que leer el Libro de los Hechos de los Apóstoles para entender ese tiempo de unción, poder, y bendición que Dios dio a todos aquellos que creían y que eran muchos millares.
El verdadero cristianismo en aquellos días, lleno del Espíritu Santo, barría la idolatría y la mentira religiosa del espíritu babilónico. Dice el libro de Hechos 19: 18-20
“Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor”.
18
Dios se movía poderosamente porque los hombres y las mujeres se arrepentían de sus pecados y se entregaban al Señor Jesús de todo corazón. Decían asustados algunos que se oponían al Evangelio: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hechos 17: 6).

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